La naturaleza en el corazón de nuestras ciudades

17.11.2024

La frase "la naturaleza estuvo integrada en el corazón de las ciudades" de Raúl de Tapia Martín comentada en la conferencia La necesidad de renaturalizar las ciudades en el siglo XXI, describe no solo una realidad histórica, sino también una aspiración contemporánea y un desafío hacia el futuro. Las ciudades, desde su génesis, han sido moldeadas por las interacciones entre los seres humanos y su entorno natural. Sin embargo, los patrones de urbanización, industrialización y expansión han erosionado este vínculo en muchas regiones. Para entender esta integración, es crucial analizar cómo las ciudades han gestionado su relación con la naturaleza a lo largo del tiempo, sus manifestaciones actuales y cómo las teorías urbanísticas buscan reestablecer esta relación en el contexto del cambio climático y la sostenibilidad.

Proyecto Fælledby (Copenhague). Fuente: https://henninglarsen.com/  

Evolución histórica: De la naturaleza como eje urbano a su marginación

Históricamente, muchas ciudades surgieron alrededor de recursos naturales esenciales, como ríos, bosques o tierras fértiles. Por ejemplo, civilizaciones antiguas como Mesopotamia o el Egipto faraónico desarrollaron centros urbanos que dependían de los ríos Tigris, Éufrates y Nilo, no solo para la agricultura sino también como medio de transporte y defensa. En estas primeras configuraciones, la naturaleza no solo era un recurso, sino una parte fundamental del tejido urbano.

Durante la era Medieval, los espacios verdes dentro de las ciudades, como jardines y huertos, se diseñaban tanto por razones prácticas como espirituales, reflejando el equilibrio entre lo construido y lo natural. La Plaza Mayor o los jardines públicos representaban el simbolismo de equilibrio entre sociedad y naturaleza.

Sin embargo, la Revolución Industrial marcó un punto de inflexión. La expansión urbana y la industrialización transformaron los paisajes naturales en infraestructuras centradas en la productividad. Este modelo, aunque eficiente, marginó la naturaleza a los márgenes de las ciudades, resultando en una desconexión ecológica y social.

A finales del siglo XIX y principios del XX, movimientos como el de las "ciudades jardín" de Ebenezer Howard surgieron como respuesta, buscando reintegrar la naturaleza al diseño urbano, aunque sus principios a menudo fueron diluidos en las prácticas modernas.

El regreso de la naturaleza en el urbanismo contemporáneo

A partir del siglo XX, especialmente con movimientos como el urbanismo moderno y, más recientemente, las iniciativas de Soluciones basadas en la Naturaleza (SbN), ha habido un esfuerzo deliberado por reintegrar la naturaleza en las ciudades. Esto responde a las necesidades de mitigar problemas como el cambio climático, la contaminación y el estrés urbano. Las políticas y estrategias actuales enfatizan la funcionalidad de la naturaleza en los entornos urbanos. Por ejemplo, las SbN incluye soluciones como infraestructura verde, techos verdes, sistemas de drenaje sostenibles (SuDS) y corredores ecológicos para reconectar la biodiversidad urbana con las áreas periurbanas. 

La infraestructura verde, engloba una red de espacios naturales y seminaturales en las ciudades, incluyendo parques, corredores verdes y jardines verticales, que no solo cumplen funciones ornamentales, sino que también regulan el clima, manejan el agua de lluvia y promueven la biodiversidad. Este enfoque reconoce que la naturaleza debe ser parte integral del tejido urbano, no solo un accesorio. En proyectos como Fælledby ejemplifica este cambio, el primer barrio de madera de Copenhague, la integración de naturaleza y arquitectura mediante techos verdes y corredores biológicos ha creado un entorno sostenible que fomenta el bienestar humano y ecológico. El 40 % de su extensión no está urbanizado con el objetivo de favorecer el desarrollo y hábitat de la flora y fauna locales. Este barrio responde a la sensibilidad de la población más joven, enfocada en para vivir en armonía con la naturaleza.

Ilustración: Una Corona para el Anillo Verte. Fuente: Viñeta del 30 de noviembre de 2018 en El Correo, por Iñaki Cerrajería 

El modelo de "ciudades esponja" que lidera China, en urbes como Baicheng, Qian'an, Jiann, Xixian y varias docenas más, con los destacados de Shanghai y Shenzhen, utiliza paisajes urbanos para gestionar las inundaciones, inspirándose en principios de la naturaleza. En el cual, las ciudades esponja buscan convivir con el agua reduciendo su velocidad, ayudando a distribuirla y filtrándola. China se ha marcado el objetivo de que en 2030 el 80% de sus áreas urbanas absorban el 70% del agua.

Además, el concepto de "ciudades de 15 minutos" de Carlos Moreno, urbanista y profesor en La Sorbona de París, fue el primero que propuso la idea en 2016, que promueve un acceso equitativo a los espacios verdes y servicios esenciales, reduciendo la dependencia del automóvil y fortaleciendo las conexiones humanas con la naturaleza.

Paralelamente, el rediseño de espacios públicos está ayudando a revalorizar la naturaleza como un bien común. Proyectos como los parques lineales urbanos en Medellín y la renaturalización y recuperación ambiental de ríos urbanos en Seúl, Madrid, Pamplona, Vitoria o Santander son ejemplos emblemáticos de cómo la naturaleza puede ser el centro del diseño urbano contemporáneo.

Críticas y perspectivas: ¿Es suficiente la reintegración de la naturaleza?

A pesar de los avances, persisten importantes desafíos. En muchas ciudades, la naturaleza aún se ve como un "accesorio" y no como un componente esencial. Este enfoque utilitarista puede llevar a una planificación fragmentada donde la infraestructura verde se limita a zonas específicas, excluyendo comunidades vulnerables o priorizando desarrollos de alto valor económico. Este fenómeno se observa en iniciativas donde la "renaturalización" del espacio urbano ha generado gentrificación y desplazamiento de comunidades marginadas, un problema conocido como "gentrificación verde". Por ejemplo

  • High Line, Nueva York: La transformación de una antigua línea de ferrocarril en un parque elevado llevó a un aumento de los precios de la vivienda en el área, expulsando a residentes de bajos ingresos.
  • Parque Güell, Barcelona: La revitalización del área alrededor del Parque Güell ha llevado a un aumento en los costos de vivienda, excluyendo a algunos residentes originales.
  • Parque Queen Elizabeth, Vancouver: La creación de espacios verdes en la ciudad ha contribuido a un aumento en los precios de la vivienda, afectando a comunidades de bajos ingresos.

Además, las políticas actuales suelen centrarse en la implantación de infraestructuras verdes visibles, como parques o jardines, mientras descuidan aspectos integrados como la conectividad ecológica y la equidad en el acceso. Esto plantea la pregunta: ¿la integración de la naturaleza es auténtica o simplemente simbólica? Por ejemplo, aunque los techos verdes y las paredes vegetales tienen múltiples beneficios, su implementación a menudo responde más a estrategias de marketing que a objetivos ecológicos inclusivos. Por lo cual, pueden ser acusadas de "greenwashing" si no se acompañan de una transformación más profunda en la relación entre sociedad y naturaleza. 

Las políticas urbanas deben priorizar no solo la sostenibilidad, sino también
la equidad social.

Una reconexión necesaria

La afirmación de que la naturaleza estuvo integrada en el corazón de las ciudades nos invita a reflexionar sobre el pasado y proyectar el futuro de nuestras urbes. Las lecciones históricas demuestran que un equilibrio entre naturaleza y urbanización no solo es deseable, sino esencial para garantizar la calidad de vida y la resiliencia frente a desafíos como el cambio climático. Esto requiere una acción concertada que combine innovación tecnológica, diseño inclusivo y una planificación urbana consciente.

En este camino, la naturaleza no debe ser vista como un recurso funcional o estético, sino como un componente fundamental de las ciudades, uno que define su identidad, fortalece sus comunidades y asegura su sostenibilidad. El reto, por tanto, no es simplemente reintegrar la naturaleza al urbanismo, sino repensar el lugar de la humanidad en los ecosistemas urbanos.

El éxito no solo radica en cuánto espacio verde se incorpora a una ciudad, sino en cómo este beneficia a todos los ciudadanos y en qué medida se conecta con los ecosistemas regionales. Solo entonces se podrá decir que la naturaleza realmente ocupa un lugar en el corazón de nuestras ciudades.


Referencias

  1. Fighera, L. y Maderuelo, J. (2023). La naturaleza y el paisaje urbano: aproximaciones contemporáneas. Redalyc.
  2. Lincoln Institute of Land Policy (2021). Naturaleza y ciudades: El imperativo ecológico en el diseño urbano.
  3. Roca Gallery (2023). El papel de la naturaleza en el urbanismo contemporáneo: proyectos destacados en Copenhague.
  4. Revista AUS (2020). Forma urbana y sostenibilidad: pasado, presente y desafíos.
  5. Henning Larsen Architects (2022). Urbanismo regenerativo: integración de la biodiversidad y arquitectura en Fælledby, Copenhague.